El hotel Córdoba

Hoy sé conmemora en mi vida una fecha fatídica, es el aniversario del fallecimiento de mi papá. Hoy hace exactamente un año que tuve que soltarle la mano y vivir de los recuerdos.

Ese es el motivo y el tema del que quiero escribir hoy, de cómo decir adiós y como recordar, o lo que para mi significa.

Quiero escribirlo porque no puedo hablar de semejante dolor y recuerdo,me quiebro, no me salen las palabras, no lo puedo terminar de contar.

Todos los días paso por algún lugar que me recuerda a mi viejo, eso hace que mi adiós sea solo físico, porque aunque suene cliché, yo todavía lo siento muy presente. Hoy les voy a contar de uno de nuestros lugares y lo que me pasa cuando los veo.

Hay un bar en mi querido cruz del eje que ya no existe,justo en una esquina de una calle muy transitada en la ciudad. Ese lugar se llamaba o lo llamábamos nosotros, no recuerdo con exactitud, el "hotel córdoba". En la planta baja de ese edificio antiguo, efectivamente era una especie de bar comedor, al que normalmente iban todas las personas que venían desde el campo a la ciudad. Esa esquina es mi infancia, ahí mi papá me llevaba a comer empanadas y tomar coca en botella de vidrio chiquita. Nos sentábamos siempre en la misma mesa, pegada a una ventana y nos atendía una señora, la misma que luego se encargaba de hacernos la comida. En ese lugar, siempre me sorprendía que nadie lo llamara por su nombre, para todos era "chueco", que después el me explicó que era su apodo de toda la vida.

Cada vez que paso por ese lugar, me acuerdo de las empanadas, de la coca en botella de vidrio y de mi viejo. Aveces paso y digo... "que hijo de puta este viejo, se encargo de plantar recuerdos para que nunca me olvide...". Y si, Como me voy a olvidar? Si me dio lo más preciado de su vida, me dio su tiempo.

Creo que pasaron más de 20 años de este recuerdo, todavía paso y me imagino la mesa, con las empanadas y la botella de coca, el sentado en su silla con camisa manga larga a rayas, un pantalón vaquero y sus alpargatas, así se vestía mi papá.

Lo bueno es que siempre llego a la conclusión de lo buena que fue la vida conmigo, me dio un viejo de campo, fuerte y fiel hasta la mierda.

Hoy no me acuerdo de el, todos los días me acuerdo. Hoy se conmemora el día que lo tuve que dejar ir, pero el recuerdo del hotel córdoba queda conmigo.

Se termino la historia, ya no puedo escribir más.