La mayoria de las veces solemos olvidar lo verdaderamente importante en la vida. Por el apuro con el que vivimos nuestros días, más la inagotable locura por lo económico y material, terminamos inmersos en una carrera que parece no tener fin. En medio de eso, o de manera paralela existe algo que no nos espera, un enemigo silencioso que no da aviso ni notificación, tan peligroso como cualquier enfermedad, el paso del tiempo.
Se nos olvidan decir te extraño, se nos olvida decir te quiero, se nos olvida disfrutar de ese hobbie que tanto amamos y siempre dejamos para el último, se nos pasan meses sin estar en ese asado con nuestros viejos que tantas alegrías nos trae. Es difícil enumerar la cantidad de cosas que pasamos por alto, cosas que parecen cotidianas y ciertamente, a las que le quitamos mucha importancia. Seguramente en ciertas oportunidades sin darnos cuenta, pero cuidado, ya que esas son a las que de verdad hay que prestarles atención. Hay que actuar con cautela, porque ese enemigo del que les escribo sigue ahí, haciendo correr el reloj, esperando el momento para sacarte la oportunidad de hacer lo que realmente sentís o queres.
Hace poco perdí a una de las personas más importantes en mi vida, mi viejo. Juro no haber sentido en la vida un dolor tan profundo, parecía tener una daga que me atravesaba el corazón. Si bien este articulo no es para hablar específicamente de eso, hoy lo pongo como ejemplo porque antes de que sucediera, pude entender algunas cosas que quiero compartir con ustedes. Mi papá, antes de morir estuvo 30 días internado en terapia intensiva, y yo como tenía un vínculo muy cercano, que iba más allá de lo familiar, fui a verlo a diario. Tuve exactamente un mes para agradecerle todo lo que había hecho por mí, para decirle lo mucho que lo quería y que iba a estar hasta el último minuto, no importa como resultaran las cosas. En esos días me acorde de una foto que teníamos juntos, yo era apenas un niño, sin conciencia alguna, y él me hacía jugar mientras me cuidaba. En eso que miraba la foto, me puse a pensar en cómo no estar en un momento así de su vida, si el intento estar en todos los momentos de la mía. Por suerte, Dios me dio la oportunidad de poder ser agradecido, de decirle lo que muchas veces me había olvidado por vivir en mi locura. Le dije tantas veces lo que sentía y lo agradecido que estaba de que el fuera mi papá, que sinceramente perdí la cuenta de las veces que lo repetí, la idea era clara, no quería que se lo olvide. “El agradecimiento es la memoria del corazón” por eso, no nos olvidemos nunca de ser agradecidos con quienes nos ayudan, con las personas que nos brindan cariño o comprensión. Si tenemos la suerte de poder devolver esos gestos, aún mejor, y si no, seamos siempre agradecidos.
Por Elias Romero
Un texto lleno de amor, las palabras cuando salen del corazón llegan al lector haciéndolo emocionar y eso has causado. A veces la vida nos arrebata a seres queridos sin poder agradecerles lo que ellos hicieron por nosotros.. Excelente mensaje, de hacerlo todos los días antes que sea tarde. ❤️